lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Por qué hay que ser bueno?


Nuestro comportamiento depende constantemente de las personas y el entorno que nos rodea. La actitud que adquirimos con unos no es la misma que con otros. Pasa igual con el registro coloquial que ponemos en práctica según el ambiente y a quien nos dirijamos. Todo esto tiene que ver con el respeto que tenemos hacia los demás e incluso a nosotros mismos.

Es verdad aquello de ``como nos trataron así somos´´ pues nuestra manera de ser frente al mundo tiene relación con la educación que hayamos recibido desde pequeños, es decir, cada cual tiene su base sus cimientos. No obstante, el comportamiento que creemos como adecuado para cada situación, es diferente según la persona pues depende de diversos factores.

Ser bueno o malo son las dos caras distintas de una moneda que luchan por caer bocarriba en el suelo. O se es una o se es la otra. Aun así, hay que tener en cuenta que no elegimos ser de una manera u otra. Desde que se va formando nuestra base con la educación adquirida, comenzamos a construir unos muros que al cabo de los años nos definirán de alguna manera. Para su construcción, necesitamos aquel material denso que ayudará a la solidificación de nuestro muro. Este material también se va creando según vamos edificando y no es otro que la personalidad.

A pesar de todos los factores que influyen en que seamos de una manera u otra, hay que tener siempre en cuanta el trato que queremos obtener de los demás y en el caso de que nosotros mismos no actuemos de manera correcta, no podremos exigir que nos traten bien.

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